Desde muy niño, ocho años, mi tío Álvaro me regaló un álbum de Tintín, Tintín en el Tíbet, que significó mi amor y pasión por este cómic y este personaje, así como su estética de la línea clara. Y se convirtió en el cómic de mi infancia. Pero fue a mi hermano Juan al que le llegó a apasionar de tal modo las aventuras de este personaje, que se llegó a cartear con el creador de este cómic, el belga Hergé, escribir un libro Tintín, Hergé... y los demás (Ediciones Libertarias, 1988), y crear un Museo Tintín en la calle Fomento de Madrid. Y este cuadro preside las paredes de su Museo.
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