Pienso como tu padre, que haces ver las olas. Unas nubes olvidadas detrás, que ya apenas amenazan. Debajo, un mar frío que no invita. Y delante, la vida misma volcándose en la playa, de ese color limpio esmeralda que rara vez muestran las olas al romper y burbujearte en los tobillos un segundo antes de escapar rápidas, para que aprecies mejor el regalo que te traen desde dentro y desde siempre, concentrado en espuma blanca. Gracias por traerme ese mar transparente a este atardecer nevado.
Pienso como tu padre, que haces ver las olas.
ResponderEliminarUnas nubes olvidadas detrás, que ya apenas amenazan.
Debajo, un mar frío que no invita.
Y delante, la vida misma volcándose en la playa, de ese color limpio esmeralda que rara vez muestran las olas al romper y burbujearte en los tobillos un segundo antes de escapar rápidas, para que aprecies mejor el regalo que te traen desde dentro y desde siempre, concentrado en espuma blanca.
Gracias por traerme ese mar transparente a este atardecer nevado.