Este interesante bodegón, pintado en 1969, cuando contaba yo tan sólo 18 años, tan constructivo y misterioso, me hacía pensar -¡iluso de mí!- que algún día yo sería un pintor que quedaría en la historia de la pintura. Pero esas ilusiones no parecen haberse cumplido a mis actuales 58 años de edad.
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